Metzgermeister Unwrapped

Por Rosa María González
Ingeniero Raúl Rivera, Presidente de Metzgermeister
IngenieroRaúl Rivera, presidente de Metzgermeister
El olor a pastrami es inequívoco. El rumor a salsa de tomate también. Son aromas que emanan de miles de bolsas reposando antes de trasladarse a un nuevo destino desde este local pletórico de sustancia. Empleados uniformados con batas azules, al estilo de planta farmacéutica, contrastan con el calor de hornos con miles de libras de producto en cocción. Carnes rebanándose y envasándose
al vacío y muchas otras tareas diseminándose escalonadamente durante 24 horas, como si fuera un episodio de Unwrapped. Lejos de alguna locación en Food Network, la película discurre más cerca,
tanto como las alturas de Ciales.

La aspiración empresarial de Raúl Rivera no se mide en cifras de ventas sino en cuántos puestos de trabajo genere y beneficios brinde a sus empleados. “Que tengan un buen plan médico, uno de retiro y que se sientan orgullosos de trabajar aquí. Ahí es que quiero posicionar a Metzgermeister”, declara su presidente.

¿Metzgermeister? Nombre complicado para un concepto sencillo. Empleo, gratitud, valor añadido y carne. Eso define a un negocio que desde sus inicios anualmente, ha ido duplicando ingresos y empleados.

“En la industria cárnica vi cosas que me abrieron los ojos y una oportunidad de alimentar, añadiendo valor. La gente no quiere pasar trabajo cocinando, por eso figuré moldear la carne en nuevos productos que le añadieran atractivo.”

Aunque no todos entendían su concepto, Rivera y su equipo lo tenían clarísimo. “Era como seguir dando machetazos y talando la finca hasta llegar arriba, donde finalmente aparecería un claro y entonces
creerían en nosotros”.

De fincas sabía algo y de carnes, también. Aunque no es natural de allí, Raúl había comprado algunas fincas en Ciales, donde vivió por un tiempo. Y en su trayecto había dedicado 15 años a la industria
cárnica, una a la que llegó por accidente, luego de graduarse como ingeniero químico. Con cada vez menos oportunidades en la industria farmacéutica, a través de un contacto de su esposa se le abrieron las puertas de la industria alimenticia, una de la que se enamoró y a
la que descubrió llena de oportunidades. “Mayagüez fue mi bachillerato, Provimi mi maestría y Montebello Meat Processing mi doctorado”.

A esta última empresa dedicó una década antes de lanzar su propio proyecto. “Angel Luis Silva fue mi mentor. A pesar de no tener extensa preparación académica, me enseñó a tratar a los empleados
y a hacer negocios a otro nivel. Siempre me estimuló a seguir mi idea
de desarrollar productos cárnicos con valor añadido”. Cuando Silva falleció, Rivera decidió sacar adelante su idea en una operación propia”.

La oportunidad

Meztgermeister es el nombre alemán para Master Sausage Maker, maestro de hacer embutidos, una certificación que la industria cárnica sólo otorga a personal muy experimentado. Rivera se precia
de haber tomado un curso con un Metzgermeister en Canadá, que le sirvió de base para un mejor conocimiento sobre formulaciones
alemanas y para hacer un cross-over a productos cárnicos de valor
añadido y luego adaptarlos al paladar criollo.

“Puerto Rico enfrenta una competencia feroz en la industria de la carne fresca, pues hay países productores con muchísimos recursos y mano de obra más barata”, explica Rivera.

Una experiencia en la feria Agrópolis le marcó y le hizo repensar su participación en la industria. “Una visitante no pudo reconocer que la que exponíamos era la mejor carne fresca que podía hallar para guisar”. Así se percató de que la industria de la carne fresca tenía una tarea muy difícil ante los consumidores. Eso lo empujó a desarrollar un proyecto que transformara el producto en algo apetecible, en cuya confección el cliente no tuviera que invertir
demasiado tiempo.

Así empezó a operar Metzgermeister en agosto de 2006, con mucho esfuerzo, pero también con mucha convicción y el reto de una industria cárnica local que no creía en su proyecto. Todo fue complicado, desde conseguir el capital, para el que toda la familia aportó, hasta conseguir que la Compañía de Fomento Industrial les autorizara el local donde hoy mantienen operaciones en Ciales. Abrieron con cinco empleados y un primer proyecto de suplir a los comedores escolares una producción nativa de albóndigas en salsa criolla. Facilísimo de preparar, sólo calentar la bolsa en agua pues la carne ya estaba lista para consumir. Luego llegó el pollo en fricasé, pero “con el sabor de la abuela”, una esencia criolla que además apoya a la industria local. “Lo que más costaba vender a To-Ricos eran pechugas y caderas, y nosotros decidimos añadirles un valor, preparándolas listas para consumir”.

Y así empezaron a desarrollar conceptos, pues en la ecuación de negocios de Metzgermeister todos ganan. “Vemos las necesidades de suplidores y de compradores, y los unimos brindando una solución beneficiosa a ambas partes y a nosotros”.

Pero Rivera quería ver crecer el negocio y brindar una estabilidad laboral a largo plazo a su equipo, sin estar sujeto a los vaivenes de la economía local. Así contactó a un viejo conocido, Rastelli Foods, empresa con sede en New Jersey y ventas de sobre mil millones de dólares anuales que decidió participar en Metzgermeister con capital, pero sobre todo con oportunidades de servir, desde Puerto Rico, a una clientela global. “Rastelli tenía muchos productos, pero no de valor añadido cocinados”. Hoy, gracias a al apoyo de Rastelli, la semilla de este producto con valor agregado germina tan lejos como el Medio Oriente, resultado de unos suministros iniciales al Departamento de Defensa de Estados Unidos, que con el tiempo se
han transformado en otros acuerdos comerciales. Metzgermeister exporta el 65% de su producción.

El pastrami es el principal producto manufacturado en Ciales, donde también se elabora corned beef, lasagna, costillas en salsa barbecue y todas las salsas que acompañan muchos de los productos. Las
fórmulas son creación de un equipo integrado por cocineros, agrónomos y Rivera, quien es responsable del desarrollo del producto y sus ingredientes activos, todos talento puertorriqueño.

Vía Rastelli llegó un nuevo cliente, Tony Luke’s, una cadena de restaurantes con base en Philadelphia, cuyo menú incluía emparedados rellenos de distintas carnes. En una ocasión, Rastelli sugirió a Tony Luke’s convertir sus emparedados en productos pre-empacados y listos para calentar en el microondas. Los Luke son
personajes tan singulares que incluso han hecho una película sobre su propia historia ---The Nail, the Story of Joey Nardone---, entre cuyos protagonistas está la puertorriqueña Dayanara Torres.

“Nadie en Estados Unidos acertó la preparación del cerdo para los emparedados, con lo que Rastelli les sugirió tratar con nosotros”, indica Rivera. Los Luke viajaron a Puero Rico con la receta secreta que otros no habían podido duplicar. Rivera acertó y hoy, en Ciales, se manufactura toda la producción del cerdo para los emparedados Tony Luke’s, empresa en plena expansión de sus líneas y su presencia
al detal, que ya cuenta con importantes establecimientos en Estados Unidos, como Target y Shop-Rite.

En la medida de lo posible todos los productos manufacturados en Metzgermeister se elaboran con carne fresca del país. “La compramos a Ganaderos Borges, en Naguabo, los proveedores más grandes de la Isla. Sólo importamos carne si las especificaciones del cliente lo requieren, como cuando exigen USDA Choice”, aclara.

Tajadas de futuro

En su redefinición del mercado cárnico, Metzgermeister negocia con el Departamento de Educación de Nueva York un suministro de producto a escuelas del estado. Como negocio business-to-business,
tiene también en agenda desarrollar nuevos productos como hot-dogs, más albóndigas, nuggets de pollo, pavo y costillas ahumadas, así como un producto muy innovador en su envasado. Rastelli acaba
de obtener un contrato internacional con TGI Friday, del cual Metzgermeister también espera beneficiarse.

Para lograr todo esto, un proyecto prioritario de la empresa es su mudanza a una nueva estructura en Ciales, seis veces más grande que la actual, con una inversión de unos ocho millones de dólares. El objetivo es manufacturar productos para el mercado local y de exportación, que permitan generar 300 empleos en cinco años y un impacto económico que ronde los 53 millones de dólares en empleos directos, indirectos e inducidos. Un proyecto importante, considerando que Ciales es el municipio con mayor incidencia de desempleo en Puerto Rico, con un 25.5% en abril de 2009. “La importancia del valor añadido no es sólo cuestión de producción, sino
de reactivar económicamente la industria agrícola de Puerto Rico”.

Otro desarrollo en la empresa es un laboratorio de biodiesel para producir combustible a partir de las grasas descartadas de las carnes, una manera de disponer de la grasa y reducir el costo energético. “No somos una carnicería. Nos asemejamos más a las farmacéuticas, no tenemos nada que envidiarles en tecnología”. El laboratorio, en el que
se ha invertido casi medio millón de dólares, busca también retener el joven talento científico puertorriqueño.

Pero quizás lo que mayor ilusión provoca a Rivera es Hogar Siembra, su proyecto de vida. Para concretarlo, ha habilitado una finca en Ciales para criar cabras con alimentación orgánica, de las que se elaborará queso para exportar a los Estados Unidos. Los ingresos generados servirán para establecer un hogar para niños desamparados y brindarles educación gratuita. De hecho, Rivera y su esposa Lilly, su inspiración, junto a sus padres, ya adquirieron un colegio que cuenta con una matrícula de 300 alumnos y ha otorgado 70 mil dólares en becas deportivas.

¿Qué necesita la industria cárnica? En opinión de Rivera, dos cosas: eficiencia para abaratar los costos del producto y un buen programa de mercadeo para promoverla. “Un cerdo cuesta en Puerto Rico casi el doble que en Estados Unidos. Si 80 por ciento del costo de producir un cerdo radica en su alimentación, deberíamos de concentrarnos en hacerla más costo-eficiente”.

Rivera cree en el potencial e inteligencia empresarial del puertorriqueño para superar obstáculos. Hoy, los cinco empleados iniciales de Metzgermeister llegan a 52 y el casi medio millón en ventas que estrenaron en 2006 supera los diez. “Toda la vida fui un atleta, lancé jabalina, representé a Puerto Rico internacionalmente y gané. Cuando uno es deportista se compite en buena lid”. Rivera es un empresario que disfruta la competencia y seguramente llegará
a la meta.■


Zaragoza Alvarado

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