ARQUERO EMPRESARIAL: ALEJANDRO BALLESTER

Por: Rosa María Gonzalez
Alejandro Ballester
De discreta elegancia y atinado proceder, en la pulcra imagen de Alejandro Ballester destacan su imperturbable mirada azul mediterráneo y unas prominentes yuntas con el emblema de la empresa familiar que dirige. Aunque confiesa haber practicado el tiro al blanco sólo con una ballesta de mano, como la que simboliza a los Ballester, Alejandro es un gran arquero empresarial.

Conoce la técnica, domina el instrumento, sabe disparar en circunstancias favorables y en las que no lo son, y mantener la postura de sobriedad y sencillez que le colocan en la ruta de la perfecta puntería que describe Paulo Coelho en su Camino del Arco.

El de Alejandro, no obstante, apuntó en sus inicios en otra dirección. “Nunca vislumbré trabajar en Ballester. Me veía como banquero o inversionista”, afirma, quien nunca se preparó con el objetivo de ser el “heredero” de su generación familiar.

Los Ballester llegaron a Puerto Rico desde las Islas Baleares. En 1914, Francisco Ballester Ripoll (Don Paco), abuelo de Alejandro, y su hermano Miguel fundaron en Ponce una pequeña empresa de representación de alimentos y provisiones. Cinco años más tarde, en vista de la importancia económica que había adquirido la ciudad capital, don Paco se trasladó a San Juan, donde estableció oficinas.

A fines de la década del 1930, los empresarios traen de España a sus sobrinos Frank y Jaime Ballester Pons, los integran al negocio y es con ellos que incursionan en la importación y representación de vinos
y licores. “De esa época datan marcas que aún hoy representamos, como Cardenal Mendoza o Marqués de Riscal. Somos el distribuidor internacional más antiguo de Riscal. Vega Sicilia es también una de
nuestras relaciones más longevas”, anota el hoy presidente de la compañía.

Ballester Hermanos fortalecería entonces un crecimiento que se aceleró en las décadas del cincuenta y el sesenta, con nuevas
facilidades y un enfoque comercial hacia productos de conveniencia de marcas nacionales, para aprovechar la transición del mercado hacia los supermercados. Así empiezan a obtenerse muchas líneas de importancia, se inicia un Departamento de Productos Congelados, se construye otro nuevo almacén en la zona portuaria y, en 1978, un nuevo edificio mucho más grande en el Barrio Palmas de Cataño.

“No tenía ni diez años, pero recuerdo mis visitas a la empresa y la construcción de ese nuevo edificio. También, cuando iba a campamentos en Estados Unidos y mi papá me llevaba con él a ver cosas relacionadas con las marcas que manejaba Ballester”.

Entre cursos universitarios sobre economía y negocios, el punto fijo fue Ballester. De crédito a facturación, o a recibo de mercancía, los veranos de Alejandro en Puerto Rico y en la empresa constituyeron una academia práctica que le encaminó en primera fila por las áreas del comercio.

“Me incorporé formalmente a la empresa porque surgió la oportunidad, y a invitación de mi papá, al terminar mi bachillerato”. De eso pronto hará 20 años en los que, salvo una pequeña pausa para completar
su maestría, ha ido acrecentando sus responsabilidades y su dominio del negocio, hasta convertirse en su presidente en 2007, con apenas 40 años de edad.

El presente de Ballester Hermanos

De aquella pequeña empresa que fundó su abuelo Paco, hoy Alejandro Ballester lleva el timón de una con unos 300 empleados, oficinas, almacén y una tienda de vinos en Cataño, una oficina de ventas en
Mayagüez, y un almacén en Ponce, donde también hay una enoteca. Al presente, la empresa se dedica a la importación de productos
alimenticios secos, refrigerados o congelados, así como cervezas, vinos y licores. La mitad de su negocio se compone de ventas de alimentos al detal y la otra, de venta de bebidas y licores, junto a la
venta al sector de hostelería.

De aquella pequeña empresa que fundó su abuelo Paco, hoy Alejandro Ballester lleva el timón de una con unos 300 empleados, oficinas, almacén y una tienda de vinos en Cataño, una oficina de ventas en
Mayagüez, y un almacén en Ponce, donde también hay una enoteca. Al presente, la empresa se dedica a la importación de productos
alimenticios secos, refrigerados o congelados, así como cervezas, vinos y licores. La mitad de su negocio se compone de ventas de alimentos al detal y la otra, de venta de bebidas y licores, junto a la
venta al sector de hostelería.

“Estamos aquí gracias a nuestros clientes. Por eso nuestro compromiso es brindarles el mejor servicio y ofrecerles los mejores productos. Ésta es la clave del éxito y el nuestro se debe al respaldo de esa trilogía de suplidores, clientes y consumidores”.

“Estamos aquí gracias a nuestros clientes. Por eso nuestro compromiso es brindarles el mejor servicio y ofrecerles los mejores productos. Ésta es la clave del éxito y el nuestro se debe al respaldo de esa trilogía de suplidores, clientes y consumidores”.

“Estamos aquí gracias a nuestros clientes. Por eso nuestro compromiso es brindarles el mejor servicio y ofrecerles los mejores productos. Ésta es la clave del éxito y el nuestro se debe al respaldo de esa trilogía de suplidores, clientes y consumidores”.

Una de las estrategias de negocio más efectivas de Ballester Hermanos ha sido su afán por entablar con sus clientes una relación, más que de suplidores, de socios, con un sólido compromiso de ayudarles a ser exitosos y a superar sus propios retos y dificultades. “Para prosperar, tengo que ayudar a mi cliente a hacerlo”, subraya. De ahí que, en la ecuación de la prosperidad, el éxito radica en abordar de manera individualizada esa relación comercial. A cada cliente se le mira con un espejo único, que permite ofrecer soluciones adaptadas a su realidad particular.

Bienalmente, la división de Food Service celebra el Food & Wine Sales Show, para propiciar un contacto de primera mano entre clientes de dicho segmento y encargados de las marcas que representa la empresa. A partir de 2007, los licores también se integran en la oferta
de este evento. En la edición más reciente del evento se registraron más de 2,500 participantes.

Como resultado de una ampliación de facilidades en 2001, y bajo la dirección de Alejandro, Ballester Hermanos creó La Enoteca de Ballester, un espacio más adecuado para exponer los vinos y licores que importa y brindar un servicio más amplio a los clientes. “La industria del vino ha crecido y cambiado totalmente. Desde finales de los setenta y ochenta, el conocimiento del consumidor ha evolucionado de manera impresionante”, señala.

Ballester Hermanos representa una cartera de más de 300 etiquetas de vino, constituida por referencias de todas partes del mundo, que ofrecen algo único de sus destinos de procedencia. La empresa
también se ha asegurado de equilibrar su oferta, ofreciendo opciones de todo nivel de precio, pero siempre con una relación equiparable de calidad.

“Debemos ser proactivos e ir sentando también pauta para un escenario futuro que desconocemos. De ahí que sea importante tener presencia en múltiples segmentos para poder reaccionar ágilmente”,
indica, añadiendo que en este momento la gente está consumiendo más en casa y, en el caso de hacerlo fuera, optando por vinos más económicos.

Alejandro revela que su mayor reto tras asumir la presidencia de la empresa, ha sido manejar el negocio dentro de una de las peores recesiones económicas en la Isla y en un entorno en que “las regulaciones y los aumentos hacen cada día más difícil hacer negocios en Puerto Rico”, algo que lo ha obligado a enfocarse en los detalles y en los asuntos verdaderamente prioritarios.

Al futuro de la industria de alimentos y bebidas en Puerto Rico, lo
vislumbra con muchos retos y mayores consolidaciones a nivel de negocios y de marcas, para lograr mayores eficiencias y como resultado de las consolidaciones entre los propios clientes.

Más que el impacto de leyes más restrictivas al consumo o un marco impositivo más oneroso, le preocupa cómo se está tratando de vincular los males sociales y el crimen en Puerto Rico a las bebidas alcohólicas. “Creo que hay que estar claro en la relación causa-efecto. Además, en Puerto Rico hay un problema de percepción pública errónea sobre un consumo excesivo de alcohol, que no está respaldado por las cifras reales que maneja la industria”.

Trayectoria empresarial

Desde sus inicios, Ballester Hermanos ha sido una empresa familiar y su presidente no anticipa que deje de serlo en buen tiempo. Se precia de haber convocado y organizado hace años la primera junta familiar de accionistas de la empresa, para brindar a los miembros de su
familia un sentido de dirección sobre el negocio. “Antes, las discusiones tenían lugar en los pasillos y esa primera reunión se convocó para que los que manejaban responsabilidades del día a día y los que no, conocieran sus derechos y responsabilidades”

De la futura generación, Ballester considera que es prematuro pronosticar quiénes podrían sucederle en la empresa. Él, por su parte, aprovecha la experiencia que aporta la generación que le precede, en la figura de su padre, don Alfonso. “Uno no puede pensar que lo sabe todo, siempre hay quien puede dar buenos consejos y para mí es muy valioso poder dialogar con mi papá, involucrado en el negocio por más
de medio siglo”

De su empresa, a Alejandro le apasiona que todos los días se plantean nuevos retos que resolver y que también hay una oportunidad de compartir con personas muy diversas. Con sus compañeros de trabajo es abierto, intenta mantener una comunicación directa y estar siempre disponible para escuchar sus preocupaciones, pero nunca traspasando la relación de trabajo.
“Creo que esto no ha variado desde mi primer día en la empresa, pues por el mero hecho de apellidarme Ballester, nunca fui visto como otro más del grupo”.

Como supervisor, es consciente de que no puede abarcarlo todo, por ello busca rodearse del mejor equipo profesional. “Esto es como dirigir una orquesta. A nivel individual cada músico puede tener incluso mejores destrezas de ejecución que las mías, pero mi responsabilidad es buscar la armonía del conjunto”.

En lo personal, su armonía se la brindan sus tres hijos y una esposa que es, además, una buena “socia” para ayudarle a manejar sus responsabilidades. Ambos comparten un compromiso comunitario
con la educación como tema social y se esfuerzan por facilitar que los niños que forjarán las futuras generaciones de puertorriqueños
obtengan herramientas de conocimiento apropiadas.

En 2004, MIDA le confirió el premio de Ejecutivo Joven del Año, una distinción que le enorgullece, ya que el reconocimiento provino de su propia industria. A lo largo del último año ha formado parte de la Junta de Directores del Banco Gubernamental de Fomento de Puerto Rico, una experiencia que define tan interesante como preocupante,
pues le ha permitido constatar de primera mano la situación altamente crítica del fisco en Puerto Rico.

No tiene preferencias en vinos, pero le fascina que haya un abanico
interminable de grandes alternativas para escoger el perfecto
según la comida, la compañía y el ambiente de cada ocasión.

Planes futuros

La meta futura de Alejandro Ballester es, junto a su hermano Alfonso Carlos, llevar a Ballester Hermanos a un nivel de ejecución del más alto calibre y que dentro de los próximos cinco a diez años sus
clientes consideren a la empresa como su mejor suplidor.

Encaminado en esa dirección, luego de una inversión de unos $18.5 millones, entre julio y agosto de 2010 Ballester Hermanos estrenará nuevo almacén para la División de Food Service y congelados. Las facilidades estarán ubicadas en un lote de ocho cuerdas en Dorado,
en el que se edifica una estructura de 78 mil pies cuadrados, con potencial de extenderse en el futuro hasta 125 mil. La empresa contempla mantenerse en sus tres principales segmentos de negocio ---alimentos al detal, bebidas y hostelería--- en los que Alejandro considera aún se puede potenciar una mayor evolución. “De momento, no veo a la empresa fuera de estas áreas. Hoy día, el capital tiene que usarse muy juiciosamente”, apunta.

En 2014, Ballester Hermanos cumplirá su primer siglo, a lo largo del cual ha ido evolucionando y anticipando los tiempos que le han tocado vivir. Alejandro Ballester es realista, pero también ve el futuro
con optimismo. Como buen arquero, seguirá apuntándole con dirección y certidumbre, al grano y sin rodeos.■


Zaragoza Alvarado

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