Aunque algunos recurren a las borras de café en el fondo de
la taza para ver el futuro, poco hacía presagiar que un café
puya se volvería ristretto; un pocillo negro, espresso; un café
con leche, caffé latte; un pocillo con leche una suerte de
macchiatto; que el consumidor puertorriqueño cambiaría
su actitud hacia la ingesta de café y que los baristas surgirían como un
nuevo promotor de la industria cafetalera puertorriqueña.
En apenas 15 años, Puerto Rico pasó del café colado al barismo. Entonces
se bebía poco café y el 80% de las ventas se realizaba en supermercados.
Pero llegaron las máquinas multiselección de Nescafé y reemplazaron a las
cafeteras de las oficinas. Y luego llegó Starbucks, y del cafecito se pasó al
cappuccino. Y se inició una nueva era para el tradicional pocillo de café.
“Irónicamente, Starbucks y los cafés en McDonald’s propiciaron un
incremento de consumo y una sofisticación de los paladares de los consumidores, coyuntura de la que Puerto
Rico ha sabido sacar ventaja”, dice Georgie
Hernández, Director de Ventas de Encantos
de PR.
Hoy las empresas locales también se han
lanzado al negocio de las máquinas multiselección,
el 65% de las compras de café se
hacen en supermercados y el resto en establecimientos
donde se sirve café. “En los últimos
cinco años el mayor crecimiento del mercado
de café ha tenido lugar en coffee shops y con
cafés premium”, añade Hernández.
Y es que un simple pedido de café colado
se ha vuelto una exigente solicitud
por un café más complejo, con variedad
de sabores y una composición particular.
Pero algo más importante: en este período
el consumidor se ha percatado de que un
buen café no sólo es una buena materia
prima, y que una buena preparación marca
la diferencia para un café excepcional.
Agentes de cambio en toda esta revolución espresso y el último eslabón en la cadena de
producción cafetalera.
“El barista culmina la cadena del procesamiento
del café y honra el trabajo de todos los
que la antecedieron. Es el filtro de la industria,
quien ensalza o destruye en una taza el trabajo
de caficultores, torrefactores y otros”, afirma
Germán Negrón, presidente de la Asociación
de Baristas de Puerto Rico.
La profesión de barista surgió en Italia en
la década del 1940 cuando un barman servía
licores en bares donde también se servía
café. En la búsqueda de nuevos sabores en la
taza, se comenzó a mezclar café con licores,
y de ahí surgió el término barista. Luego
aparecieron con él otras bebidas a base de
café espresso, es decir, café a presión, como el
cappuccino, el ristretto o el macchiatto.
Prácticamente cualquiera puede ser barista
y éstos tener diferentes sombreros que van
desde propietarios de un bar de café, a ser sus
administradores o empleados. Otros trabajan
para empresas torrefactoras o promueven el
café en eventos especiales. Puede incluso haber
baristas por afición. Pero lo que los distingue
de quien meramente despacha café es la pasión
y el compromiso con lo que preparan.
Y es en los campeonatos organizados donde
derrochan esa pasión y dedicación.
“Las competencias de barismo han sido
esenciales en el crecimiento reciente de nuestra
industria del café. Hoy existen unos 100
baristas en la Isla, de los cuales el 60% se ha
desarrollado en los últimos tres años. Una
tercera parte son féminas”, explica Negrón,
quien añade que 2007 fue un año trascendental
por darse un cambio generacional en
la industria del café.
El mercado de café y el barismo
En 2007 el café ocupó el cuarto puesto
en importancia en el ingreso bruto de la
producción agrícola de Puerto Rico, con
una aportación de 49.8 millones de dólares, que representó casi un 6% del total de
dicha producción. Adjuntas, Lares, Yauco,
Maricao y Jayuya son los epicentros de la
producción boricua de café.
Ese año nuestro consumo per cápita de
café fue de 6.8 libras. Consumimos 272,371
quintales de café, de los cuales aproximadamente
un 60% se produjo localmente y
un 40% se importó. Además del consumo
local, Puerto Rico exportó poco más de 9
mil quintales de café a Estados Unidos,
España y Suiza, entre otros países.
Según Javier Rivera Aquino, Secretario
de Agricultura, se estima que en
Puerto Rico hay unos 7000 caficultores y que en la época de
cosecha laboran unas 12,000 personas
en la industria cafetalera.
Pero además hay un sinúmero
de empleos indirectos al añadir
a toda otra suerte de proveedores
---como empresas de azúcar, bizcochos,
galletas, tazas, maquinaria y
otros--- que complementan el
momento del disfrute del café.
“Esta competencia de baristas
ayuda al sector pues nos ayuda
a atraer una clientela joven que
la industria había ido perdiendo”,
manifi esta Rivera Aquino
a Food Inc. Nada más cierto;
el cliente promedio de los bares
de café se encuentra en el segmento
de 23 a 40 años.
Algo interesante, como se constató en
el 6to Campeonato Anual de la Asociación
de Baristas celebrado recientemente en San
Juan, es que los ellos aportan nueva savia a la
industria porque son en su mayoría bastante
jóvenes. “Muchos baristas llegaron a un bar
de café buscando un trabajo a tiempo parcial
mientras estudiaban y allí se enamoraron del
café”, indica el presidente de la Asociación.
Ésta la formó en 2002 un pequeño grupo
de profesionales del café que buscaban
un foro para discutir y establecer estándares
de preparación, así como para educar y
promover el barismo, a fin de que sus profesionales
se valoraran como autoridades
en la preparación del café especializado.
También, pretende que el café transmute
de un mero producto agrícola a uno en que
se pueda sacar partido en gastronomía y el
sector restauración.
“A raíz de mi participación en 2003 en
la competencia internacional en Boston
nos percatamos de la formalidad que requería
hacer un buen café y así decidimos
establecer formatos para una competencia
en propiedad en Puerto Rico”, relata Negrón,
el primer barista que representó a la
Isla a nivel internacional. El objetivo de las
competencias es estandarizar técnicas para
elaborar cafés de calidad, a fi n de ofrecer
mejores cafés al consumidor.
Once baristas participaron en el 6to
Campeonato local, en el que cada uno tuvo
15 minutos para preparar cuatro cafés espresso,
cappuccino y cuatro bebidas de café
originales, frías o
calientes. Siete jueces técnicos y sensoriales
juzgaron la presentación del barista, su profesionalismo,
su interacción con el público
y el jurado; sus habilidades técnicas; los sabores,
cuerpo y equilibrio de su bebida; su
originalidad; su pasión por el café y su oficio,
pero, sobre todo, su consistencia. No puede
perderse de perspectiva que más que a un
vencedor, los jueces seleccionan a un embajador
mundial del café puertorriqueño.
Con más o menos seguridad, velocidad
y dominio escénico, los competidores desplegaron
creatividad con “tragos de café”,
como café à la majarete con ralladura de
limón; intenso espresso con chocolate, caramelo,
jugo de fresa y curry; o un muy
distinto y equilibrado frappé de espresso
con queso crema, guayaba y miel. Vencedor
fue Daniel Rivera, de Puerto Rico’s Café
Cola’o, quien representará a Puerto Rico
en el próximo campeonato mundial que se
celebrará en Atlanta, con una participación
de 50 países.
Además de escoger a nuestro mejor barista
y promover el barismo, el campeonato busca
contribuir al fortalecimiento de la industria
cafetalera puertorriqueña mediante la educación
a los consumidores, quienes cada vez
tienen mayor curiosidad por aprender sobre
el café y la elaboración de una taza.
Los baristas han cambiado el enfoque
hacia el café, sobre todo en empresas pequeñas,
fomentando la competitividad de
la industria por imponer en ésta una presión
para mejorar la calidad del café, ejerciendo
un poder del que carecía el
consumidor.
En Puerto Rico está lloviendo
café. El negocio de venta de
café aparenta tener un buen potencial
en la Isla, donde hoy día
existen alrededor de 25 tiendas
y bares de café especializado, en
los que se sirven alguna de las más
de 100 etiquetas de café de puertorriqueño.
Algunos pertenecen
a torrefacciones, como Hacienda
San Pedro, pero la mayoría son
independientes. “En los bares de
café hay mucho cliente repetitivo,
se crea mucha lealtad”, puntualiza el
Director de Ventas de Encantos. No
hay aún franquicias, aunque algunos
establecimientos como Mugs o Cafeto,
tienen más de una sucursal.■
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